martes, 31 de diciembre de 2013

Watunna


            [1]Watunna estaba en todas partes como una red invisible que mantenía toda la cultura en su lugar, Esta reflexión derivada de la convivencia de David Guss con los Yekuana da lugar a muchas otras reflexiones. La tradición oral es literatura viva, que crece y evoluciona con su pueblo. Llevar la tradición oral al papel  es una actividad compleja y arriesgada. Son muchos los calificativos positivos que se pueden hacer de la literatura (vista como el conjunto de actividades que utilizan la escritura como medio de expresión), sin embargo, ella puede tener en cierta medida, responsabilidad en el individualismo que reina en la actualidad, ya que es una experiencia única y personal en cada individuo.

 Los Yekuana, han logrado mantener su unidad e identidad cultural gracias a la forma en que adaptan los símbolos hostiles  contemporáneos a sus estructuras indígenas tradicionales. Describir Watunna es bastante complejo y requiere convivir con los pueblos Yekuana durante un largo periodo  de tiempo para poder tener al menos un leve acercamiento a esa cultura sustentada en una tradición milenaria y en las experiencias místicas de sus líderes.  En este breve ensayo haremos un acercamiento más bien literario, a los relatos que planteo Civrieux de acuerdo a sus experiencias e investigaciones en la década del setenta, en el siglo XX. Es una pena encontrar  pocas  investigaciones y publicaciones de este fascinante ciclo de creación. 




«Sólo puedo creer en un Dios que sepa bailar»
Nietzsche
            Lamentablemente Nietzsche no conoció a Wanadi y no pudo ver o leer acerca de las fiestas y bailes que a través de sus damodedes (Mensajeros) realizó alrededor de los conucos. Watunna, en contradicción a muchos otros mitos o creencias, no nos habla de caos en el inicio, por el contrario, nos habla de armonía. En el principio no había oscuridad, enfermedad o sacrificios. En Kahuña (El verdadero cielo)  todo es luz, y esa luz es Wanadi. Es interesante la complejidad de cada uno de los mitos inmersos en este ciclo de creación y la estrecha relación -claro está, con sus respectivas diferencias- que se puede percibir con las religiones abrahámicas, e incluso con la teoría de las ideas y el mito de las cavernas de Platón, que además, comulgarían fácilmente con las necesidades de religiosas del “Vocero” de la muerte  de Dios.
Los Yekuana nos hablan de un Dios omnipresente, una luz en lo alto, diferente al sol,  que ilumina todo lo que existe. Nos hablan de un Dios que se hace hombre y viene a la tierra para traer el bien. Nos hablan del mal en forma de bestia, que convence al hombre, con la mentira, de ir en contra del bien. Nos habla de un personaje que al igual que Eva y Prometeo se ve tentado a hurgar en lo prohibido con el fin de alcanzar la sabiduría, obteniendo por el contrario, el ánfora de pandora, el destierro del edén o la oscuridad absoluta. Los Yekuana también nos hablan de un diluvio, de distintos tipos de hombres que fueron eliminados de la tierra con el agua purificadora para restablecer el bien. Nos hablan de ese Dios, que aunque hecho hombre, continúa omnipresente y omnipotente, y que sube a Kahuña  con la promesa de regresar a mostrar a los hombres justos el cielo de verdad, aquél donde la luz no se apaga. Y aunque [2]Stephen Hawking, al igual que muchos otros científicos descarte la existencia de Dios para explicar el origen del Universo, no se puede obviar ni dejar a un lado la sabiduría de los  pueblos ancestrales. Para esto, me permito parafrasear a Honorato Balzac en La obra maestra desconocida, La ignorancia, como el exceso de ciencia, sólo nos lleva a la negación.

  Wanadi dijo: - Quiero gente allá abajo-. Envió su mensajero, un damodede. Nació aquí para hacer casas y gente buena como en el Cielo. El damodede  era espíritu de Wanadi. Él fue el primer Wanadi de la tierra, hecho por el otro Wanadi que vive en Kahuña. Aquel otro Wanadi nunca bajó a la tierra; el que vino aquí era el espíritu del otro.[3]
Este fue el origen de los hombres, luego vinieron otros dos damodede. El primer damodede creó a la gente antigua con rituales de canto y tabaco. De la placenta del primer Wanadi, surgió la maldad. La placenta fue enterrada, los gusanos se la comieron y se pudrió. Una bestia peluda de allí nació y quiso apoderarse de la tierra trayendo enfermedades y muerte.  Odo’sha es uno de sus nombres, y es el ancestro de todos los Odoshankomo. Engañó a los primeros  hombres trayendo la maldad y la muerte. Seruhe Ianadi (El primer damodede Wanadi) no pudo hacer nada y regresó a Kahuña.
            Wanadi, el que nunca sale de Kahuña, envió otro damodede, Nadei’umadi, a la tierra para vencer a la muerte, que es sólo un engaño de Odo’sha. Para ello, en un sueño, fumando tabaco y cantando creó a su madre, en sueños también la mató, para traerla nuevamente a la vida y demostrar la mentira de la muerte. Wanadi trajo Huehanna, una bola como de piedra, de concha gruesa con gente dentro, gente de kahuña, pero no podría dejar que naciera esa gente, hasta vencer a la muerte, de lo  contrario, Odo’sha mataría a la gente nueva. Wanadi sepultó a su madre muerta y llamó a Kudewa para que vigilara su cuerpo mientras  se iba de cacería. En ese momento olvidó la chákara donde guardaba, además de Huehanna, su poder. Wanadi le había dicho a su sobrino Iarákaru que no tocara nunca la chákara, que allí estaba su poder, que si la abría, saldría la noche. Odo’sha tentó a Iaráku, se le acercó invisible y como si estuviera soñando le dijo que abriera la chákara para que descubriera el secreto de Wanadi y ser igual de poderoso que él.  Al mismo tiempo la tierra comenzó a moverse y Kudewa llamó a Wanadi. Este último corre a ver la resurrección de su madre pero encuentra todo oscuro, se dio cuenta que Iaráku había abierto la chákara trayendo la oscuridad a la tierra, separándola de la luz de kahuña.  Iarakáru quedó ciego y se convirtió, al igual que sus descendientes,  en mono blanco. Ese fue su castigo.
            Al llegar la oscuridad la gente de Wanadi no pudo hacer nada, no podían ver. Odo’sha estaba al tanto de los planes de Wanadi y no iba a permitir que este venciera la muerte, ni que naciera la gente de Huehanna. Envió así a Ududi, un enano velludo, a vigilar la sepultura. Cuando la madre de Wanadi comenzó a salir de la tierra, Odo’sha orinó en una totuma y envió a Makako (una tipo  raro de lagartija) para que bañara a Kumariawa. Este orine la quemó, la tierra se cerró y sólo quedaron huesos y carbón. Cuando llegó Wanadi al lugar, ya no había nada que hacer. Odo’sha intentó abrir Huehanna para matar a los hombres que estaban dentro, pero estos no pudieron nacer. Estaban allí, o habían nacido y tampoco habían muerto, la concha de Huehanna era dura como piedra y aunque intentaron abrirla por todos los medios, no pudieron. Wanadi recogió Huehanna y la ocultó en la montaña Waruma Hidi a esperar hasta el fin del mundo, cuando se acabe ya maldad y muera Odo’sha, para que nazca la gente buena, la gente nueva. Wanadi recogió los huesos de su madre y dejó el mundo en tinieblas. En Kahuña la mujer resucitó y allá vive con él.
            Al evaluar las distintas simbologías reflejadas en este resumen del inicio del mito de creación, podemos apreciar la importancia de la luz y la oscuridad. Cómo, al llegar la oscuridad, Wanadi que es luz, pierde el poder de la tierra ante  Odo’sha. El bien es la luz y el mal  es la ausencia de este. Cómo, de la placenta de donde nace el damodede de Wanadi (que es el bien), al ser descuidada y enterrada con los gusanos nace Odo’sha (la maldad). De allí derivará la tradición de los Yekuana de guardar la placenta en un nido de comejenes. En esta simbología también se podría interpretar la naturaleza autodestructiva del ser humano, que nuestro peor enemigo surge de nosotros mismos Odo’sha salió de la tierra con una lanza. Dijo: -Esta tierra es mía. Ahora habrá guerra. Botaré de aquí a Wanadi.[4]
            Otra simbología interesante, es la de la resurrección. La vida que vence a la muerte a través de la figura materna. Wanadi se hace hombre, crea a su madre, para luego matarla, darle vida nuevamente y así generar más vida con el huehanna. Al no poder resucitar a su madre en la tierra, toma los huesos y la lleva a Kahuña, donde la resucita y disfruta de la vida eterna. Por último, está también el deseo del hombre a querer ser como dios, y el castigo que este acarrea. En la mitología griega vemos como Prometeo es castigado por Zeus por robar el fuego (Luz)  para darlo  a los hombres, así mismo, Zeus envía luego a Pandora con su ánfora llena de males para la humanidad. De la misma manera vemos como a Adán y Eva son desterrados del Jardín del Edén por comer el fruto prohibido; el argumento de la  serpiente pare tentar a Eva fue precisamente la sabiduría, conocer los secretos de Dios para ser como él. En Watunna, observamos como la tierra se separa de Kahuña, pierde la luz y se sumerge en las tinieblas al Iarákaru abrir la chákara de Wanadi tentado por Odo’sha; con un argumento parecido al de la serpiente Vas a conocer el secreto. Nono (La tierra) al igual que en el mito de las cavernas, queda sumergida en la oscuridad, y los hombres ya no pueden ver la realidad, sólo pueden ver sombras.
            Los sueños también juegan un papel interesante a lo largo de todo el relato, no sólo en lo poco que se ha resumido del inicio del mito, sino a lo largo de todo el relato. Los sueños en el mito, representan decretos. Wanadi creo a su madre en sueños, fumando tabaco y cantando, Wanadi creo a los primeros hombres en sueños, fumando y cantando. Odo’sha le habla a Iarákaru como en sueños, y en él abre la chákara. 
            Nadei’umadi sopló sobre un polvo de cuarzo y así creó a Attawanadi, el último damodede de Wanadi. El hombre anterior era distinto al de ahora, podía adquirir formas de animales. Sin embargo, se encontraba asustado en la oscuridad que ocasionó la desobediencia de Iarákaru. Attawanadi creó al sol y a la luna, para traer nuevamente luz a Nono (la tierra), lamentablemente ya no era la luz de Wanadi, que todo lo alumbraba, con ella vino el día y la noche. Esta señal alertó a Odo’sha la presencia de Wanadi en la tierra y comenzó nuevamente la lucha. Wanadi soñaba con traer abundancia y alimentos para la gente, y Odo’sha soñaba con la escases. Wanadi engañó entonces a Odo’sha para subir al cielo a buscar alimento, Odo’sha se aprovechó de la ausencia de  éste  para hacerse pasar por él. Enseñó al hombre antiguo a fornicar y con ello introdujo nuevamente la maldad en el hombre. Cuando Wanadi regresó, creó entonces al hombre nuevo, al de hoy. Lo hizo con barro y creó muchos pueblos. Wanadi se enamoró de una mujer de Agua, y tuvo que enfrentar varias luchas para poder vivir con ella. A su suegro le construyó una vivienda (atta) en la montaña de Kushamakari y luego, de manera clandestina, construyó otra en una montaña del mismo nombre. Los Yekuana continúan construyendo sus viviendas de acuerdo a esta tradición. David Guss nos explica cómo:
La casa es el modelo por excelencia de la forma en que una cultura conceptualiza el mundo. Además de ofrecer una visualización fiel de la estructura del universo, el atta de los Yekuana proporciona también un patrón sobre el cual se miden los demás sistemas simbólicos. La dualidad, tan fundamental en el pensamiento de los Yekuana, se reproduce en las relaciones espacio-tiempo que determinan sus vidas. Al igual que otras formas, el atta es el resultado de dos realidades entrelazadas: una exterior, ilusoria y material, que encierra otra interna, invisible y más poderosa. Es en esta última, en la interior, el annaka donde tienen lugar todos los eventos rituales, pues se facilita la comunicación con el mundo espiritual invisible a través del vínculo  directo que proporciona el poste central. Pero el annaka y el asa que le rodean también reflejan la interdependencia de estas dos realidades, por lo cual son indivisibles…[5]
En la imagen de dos círculos conocéntricos, se refleja también el techo que a su vez refleja al cielo. En este diseño, se describe a la tierra en dos círculos con el mar en el centro, a semejanza de los espacios internos sagrados del cielo y la casa, así mismo, la casa se representa como un refugio ante una tierra profana y hostil.



La menstruación, el Arcoiris, el Fuego y el Diluvio.
  Wanadi, tuvo que hacer hombre de barro por una trampa que le hizo Nuna (El hombre de la luna). Wanadi le comentó que subiría a Kahuña a buscar huehanna para hacer hombres nuevos. Nuna  se hizo pasar por él y buscó huehanna para hacer hombres y comérselos, cuando Wanadi subió, las puertas de Kahuña ya estaban cerradas y no le quisieron dar Huehanna porque ya le habían dado.
La menstruación  es el sangrado que las mujeres tienen cuando el óvulo que fue expulsado del ovario para ser fecundado no es fertilizado, la menstruación promedio tiene un ritmo de 28 días muy parecido a  las fases de la Luna (27,3 días), los Yekuanas explican este fenómeno a que Frímene (La hermana de Nuna, una doncella que vivía con él) protegió en su vientre el huehanna que robó Nuna a Wanadi. Nuna, al darse cuenta de aquello, esperó a que su hermana durmiera e intentó sacar el huehanna, maltratándola con la mano y provocándole el sangrado. Se dice que las manchas de la luna, fueron ocasionadas por Frímene, cuando se llenó de aceite de caruto para descubrir quién en la oscuridad la maltrataba. Al darse cuenta que era su hermano, huyó despavorida, al encontrarse con el Orinoco, se sumergió en él decretando ser la “Dueña del agua, Madre de los  ríos” Marahuaca estaba recién tumbado y así se apoderó ella de las aguas. Tomo forma de serpiente, Wanadi quiso recuperar su huehanna y la persiguió junto con otros hombres, esa fue la primera cacería. Intentaron matarla con flechas, ella salió de las aguas cubierta de plumas de colores, mataron su cuerpo pero su espíritu continúa vivo en el arcoíris. El huehanna salió de su vientre, cayó en el agua y chocó contra una piedra, de allí nacieron todos los peces y animales acuáticos, su cuerpo cayo en la tierra y los hombres comieron de su carne. Esa fue la primera vez que el hombre comió carne.
Kawao, la esposa del primer hombre que comió de esa carne (Manuwa), encontró dos huevos que no cayeron al mar. Ella decidió empollarlos para que nacieran, quería ser madre. Su marido  la apoyó, pero sólo porque quería comérselos. Kawao tenía en secreto el poder del fuego en su garganta y por eso podía cocinar, preparar casabe, mañoco, y podía asar carnes. Colocó los huevos en la casa y los  calentó  con su fuego, al romperse el cascaron, no nacieron peces, nacieron dos hombres que crecieron inmediatamente. Tenían Poderes y se podían cambiar en peces, grillos, lagartijas así como en otros anímales. Eran muy alegres y enérgicos, Kawao los adoptó como sus hijos y les mintió diciéndoles que era su madre.  Estos dos hombres se llamaban Iuereke y Shikiémona, eran muy curiosos y aunque sus padres adoptivos les prohibieron bañarse para que no hablaran con los otros peces, estos pudieron hablar en sueños con Hui’io (Serpiente con plumas), su verdadera madre, quien les contó la verdad y les advirtió que Manuwa y Kawao los querían cocinar y convertirlos en comida. Ellos descubrieron el secreto del fuego en Kawao (quien adoptaba la forma de rana) y cuando ella los quiso matar para cocinarlos, ellos lucharon con ella para robarles el fuego. Según los Yekuana, como consecuencia de esa lucha …las ranas de ahora, que son nietas de Kawao, tienen espaldas arrugadas y bocas anchas. Tienen una bola en la garganta: se hincha, se deshincha.[6] El fuego lo escondieron en dos palos, la mitad del fuego lo escondieron en Wishu y la otra mitad en Kumnuatte, cada vez que el pueblo quiere cocinar, frota Wishu con Kumnuate, uno contra otro, y llamando, llamando, el fuego brilla. Por eso ahora comen sabroso.
Iureke y Shiekemona, reunieron luego a todos los hombres y decidieron castigarlos por haber matado a su madre. Bajaron a la casa de Hui’io en los ríos y consiguieron la totuma con aceite de caruto, subieron a lo alto de dos moriches y la arrojaron a las aguas, Allí vino el Dama (mar), todo se cubrió de agua y todos los hombres malos murieron. Sólo sobrevivieron algunos hombres buenos que se ocultaron en las grietas de la tierra. Al secarse la tierra, los dos hermanos bajaron de los dos moriches y vieron que murió mucha gente. Su meta era matar a Wanadi, Mudo y Höhottu, pero no lograron nunca encontrar sus calaveras ni sus huesos. En este ejercicio, sacaron todo el wiriki de la tierra, que sería recogido luego por Maku y Fiaroa, dos hombres buenos que sobrevivieron a Dama. Estos wiriki tienen la sabiduría de los Huai (Habitantes de Kahuña), por esta razón, los dueños de la sabiduría son los Makuomo y los Piaroakomo. Quedó muy poca gente sobre la tierra, los muchachos se dieron por vengados y volvieron al cielo. Wanadi al ver poca gente, creó gente nueva, la gente de barro.
Las Cestas y las Estrellas.
  En Watunna, Wanadi creó a Shi (Sol) y a Nuna (Luna) después de la oscuridad en Nono al Iaráku abrir la chákara. El origen de las estrellas, por el  contrario, no son creación de Wanadi, y tienen una estrecha relación con la poesía y la magia del tejido de las cestas. Todo ocurre por la sed de justicia del hijo y el padre de una mujer que fue víctima del jaguar, el oso hormiguero,  y otros hombres, algunos de ellos llamados Shidishe (estrella) al ser descuartizada y comida por estos. Kuamachi se llamaba el hijo de esta mujer, junto con su abuelo fueron vengándose de cada hombre, uno por uno. Cuando llegó el turno de los Shidishe, Kuamachi planificó una trampa para poder vengarse de ellos, eran un grupo muy numeroso. Les ofreció compartir una cosecha  de frutas en un lugar apartado, los shidishe intentaron aprovecharse del muchacho y se subieron a los arboles antes de tiempo mientras este buscaba a su abuelo, Mahánoma.  Al  llegar el anciano, los shidishe ya estaban comiendo de las frutas, el anciano decidió tejer mapires para la cosecha mientras aquellos se burlaban de él y seguían comiendo. La comida era sólo una trampa para matarlos, Kuamachi tomó una de las frutas y la tiró al suelo. La selva nuevamente se llenó de agua, el anciano se montó en una curiara, lanzó los mapires que había tejido. Estos se convirtieron en alimañas  y toda la laguna se llenó de ellas, Caimanes, caribes, babas, rayas. Kuamachi provocó humo y comenzó a tirarles flechas, muchos cayeron al lago y murieron descuartizados. Uno de los shidishe se convirtió en turpial y otro en rana saltadora. Wlaha, el Líder de los shidishe disparó una flecha con un bejuco, se la dio a estos animales. Luego sus siete damodedes dispararon también flechas y crearon una escalera al cielo. Estos hombres fueron subiendo así al cielo de Nono (No a Kahuña) y se quedaron iluminando la noche desde ahí. Kuamachi también subió, pidió al cangrejo y al caribe que cortaran el bejuco para que nadie más pudiera subir. Los primeros en llegar al cielo fueron El turpial anaranjado (Ahishama) y la rana saltadora (Kutto), al llegar al cielo cambiaron y se iluminaron, ellos fueron las primeras estrellas. La luz de Ahishama era naranja como su color de turpial, él es la estrella Marte. Kuamachi llevó Akuaniye, la hierba de la paz. Se la ofreció a Wlaha como tregua y así pudo entrar. Pero no pudo convivir con ellos, se alejó y ahora se le conoce como véspero, la estrella que sale al atardecer y al anochecer se oculta.
Es importante resaltar el tejido de las cestas en este mito. Los Yekuana, incorporan en sus tejidos, símbolos importantes que le permiten sobrevivir. Los miembros más hábiles en la confección  de los objetos, son también los miembros más ritualmente reconocidos. A mayor complicación en los tejidos, mayor complejidad del contenido esotérico incorporado.  Las cestas forman parte de cualquier actividad a realizar por los Yekuanas, desde soplar el fuego hasta cargar una presa. El problema de comprender la cestería  es que no se pueden apreciar según los estándares artísticos tradicionales de occidente. Las Propiedades afectivas de la forma, color y tensión disminuyen en importancia cuando se explora la resonancia implícita en cada aspecto de la obra. Las cestas Yekuanas están cargadas de un profundo simbolismo, contenido en elementos narrativos, como esta y otras historias o cantos, así como en los diseños gráficos tejidos en la superficie de estas cestas, la tecnología que aplican en su confección y su utilidad. Las cestas proporcionan otra expresión de la conceptualización del universo de los Yekuana. Como tal, podría decirse que el tema último de las cestas es la cultura en sí misma. Pues, al igual que “todas las cosas hechas” (tidi’uma), están destinadas a ser retratos de la sociedad.[7]
El Árbol de la Vida.
Son muchas las mitologías en el mundo que nos hablan del Árbol de la vida. En hebreo se utiliza el término  Etz Chaim para hablar de este. En el Libro del Génesis(3:22) se hace referencia a este de una manera distinta al árbol del conocimiento del bien y del mal :
He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, pues se ha vuelto juez de lo que es bueno y malo. No vaya a alargar la mano y tome también del Árbol de la Vida. Pues al comer de este árbol vivirá para siempre.
    
            En los Vedas, los textos sagrados de la India, también se hace mención a este árbol. En la mitología china, este árbol es representado en una escultura de un Fénix y un Dragón. Así mismo,  en las culturas mesoamericanas, es representado en esculturas antropomorfas.
            Los Yekuanas han habitado en la banda derecha del Orinoco, una región de montañas y selvas vírgenes poco exploradas hasta la fecha. Esta región es parte del Macizo Guayanés, una de las zonas más antiguas de la tierra. Esta cobertura sufrió un levantamiento y plegamiento casi desde el mismo momento de formación del planeta, lo cual ha originado unas mesetas muy elevadas y de pendientes verticales, denominadas tepuyes, un término de origen indígena (de la lengua pemón) que significa montaña. Para los Yekuana, estas mesetas son testigos petrificados del primer árbol de la tierra y representan el origen de todas las plantas cultivadas. No es casual que esta sea una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo. Y cuente con más de 2200 especies de vertebrados,  cubierta por la mayor masa forestal tropical inalterada del mundo. ¿Se estarán refiriendo todas estas culturas antiguas a este árbol?
            Según el mito, la gente antigua era pobre, vivían en un desierto sin agua ni alimento. El alimento lo proveía la dueña del Iamankave, la dueña de la yuka, que vivía en lo alto del cielo y lo enviaba con uno de sus damodedes. El agua también era provista por una hormiga que bajaba del cielo. Luego Odosha trajo la maldad y las enfermedades, ni el hombre del casabe volvió a bajar, ni la hormiga del agua. Un hombre, que conocía el camino de la hormiga, subió a lo más alto del cielo y robó agua del lago de akuena, la llevó a la tierra y se formó un gran charco que llaman agua vieja, cuando esto no existía todavía ningún río. Esta agua estaba empozada, quedaba muy lejos de las casas de los hombres y olía mal.  Otro hombre  decidió ir a la tierra del casabe, adaptó la forma de kuchi (Potos Flavus) y en sueños trepó al cielo y encontró un inmenso árbol. Junto con una golondrina treparon y comieron hasta que las avispas, guardianas del árbol, avisaron a Iamankave. Kuchi escondió  en su uña  un pedacito de estaca del árbol, intentó correr pero no pudo escapar. La dueña del casabe lo castigó quitándole la piel y colgándolo, su hermana intercedió por él y lo perdonaron. Cuando bajó a la tierra, llevaba tras la uña el pedacito de estaca que sembró y de él nació un árbol que luego se convirtió en montaña, el dodoima. De este árbol emanaban todas las frutas y alimentos.
            De otro pueblo lejano fueron buscando alimento, kuchi les regaló una estaca y se fueron a sembrarlo en su tierra, pero no conseguían terreno fértil, hasta que llegaron a truma chaka y allí la plantaron. En la noche creció como un inmenso árbol, al día siguiente todos estaban contentos en el pueblo porque ya tenían yuca. No sólo Yuca, habían de todo tipo de frutas y alimentos, pero estaban tan altos que no podían alcanzarlos y cuando intentaban hacerlo, las frutas aplastaban a los hombres matando a algunos. Se dice que la lapa tiene la cara chata porque una de estas frutas se la aplastó. Wanadi continuaba en la tierra y llegaron a él pidiendo ayuda. Wanadi hizo gente nueva, hizo pájaros con alas para que volando recogieran las cosechas. El jefe de los pájaros les enseñó a hacer conucos para que pudieran sembrar y cosechar. Los Enseñó a hacer conucos. Ma’ro el jaguar y Wachedi la Danta no querían obedecer a Semenia (El jefe de los pájaros). Semenia los mandó a buscar agua con un cedazo al lago de agua vieja para entretenerlos allá y que no molestaran al resto que estaba trabajando.
            Pasaron días intentando cortar el árbol, primero lo hacían todos juntos, luego comenzaron a hacerlo por guardias hasta que finalmente terminaron de cortar el árbol, pero este no se cayó. Wanadi envió a la ardilla para que subiera a averiguar qué estaba pasando y se dieron cuenta que el árbol tenía las raíces en el cielo. Cuando cortaron estas racíces, el árbol finalmente cayó, y con él, también vino la lluvia, los ríos y la fertilidad de la tierra.
 El tronco de Marahuaka se partió en tres pedazos. Los llamados Marahuaka huha, Marahuaka huih, atta washiho. Se cambiaron en piedras cuando cayeron. Ahora son montañas, tres pedazos de montaña la más alta de la tierra. Ahí están, como recuerdos. Fue aquel día que llegó nuestra comida.[8]
Los hombres descansaron y las mujeres recogieron la cosecha. Hasta el día de hoy los Yekuanas mantienen esa tradición. Los hombres tumban el conuco y las mujeres siembran, cosechan, preparan. Celebraron junto a Semenia y Wanadi, esa fue la primera fiesta del conuco. Estas fiestas continúan y es a través de los cantos y la oralidad que se transmiten generación tras generación  todos estos conocimientos. Según el mito, los hombres pájaros decidieron volar y quedarse con forma de pájaros. Cuando emergió Hui’io de las aguas pidiendo su corona, ellos la decoraron con plumas de colores y de allí nació el arcoíris.
El Jaguar y la Danta miraron desde lejos con envidia, se vieron engañados tratando de recoger agua con aquél cedazo que no cargaba nada, después de la lluvia la tierra quedó distinta y no pudieron regresar junto a los hombres. Regresaron nadando y en venganza Ma’ro le dijo a Wachedi que de ahora en adelante comerían hombres. Por eso los jaguares son malos. Wachedi no escuchó bien, escuchó que de ahora en adelante comerían hierbas y raíces, se cambió a danta y así comen las dantas de hoy.
Se dice que Wanadi decepcionado de tanta maldad subió nuevamente al cielo, a Kahuña. Engañó a Odo’sha haciéndose pasar por muerto y Odo’sha vuela por el cielo de la tierra tratando de encontrarlo, pero no puede, porque no puede entrar a Kahuña. Aquel Wanadi vino, nos hizo, nos ayudó contra Odosha, dio las señales, luego se fue a causa de Odosha. Así cuentan los Aichuriaha, los dueños de Watunna.

Imagen del Marahuaka:http://www.skyscraperlife.com/fotograf%ED-ciudades-y-regiones/42408-amazonas-llanos-y-delta-4.html





[1] GUSS, David.  Tejer y Cantar. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas-Venezuela.1990.p 15.
[2] HAWKING, Stephen. El Gran Diseño. Editorial Crítica. Madrid.2010.
[3] DE CIVRIEUX, Mark. Watunna, Mitología Makiritare. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas-Venezuela.1970.p 41.
[4] DE CIVRIEUX, Mark. 1970. p42.
[5] GUSS, David. p 52
[6] DE CIVRIEUX, Mark. Watunna, Un ciclo de creación en el Orinoco. Monte Ávila Editores Latinoamericana. Caracas-Venezuela.1992.p 90.
[7] GUSS, David. p 118
[8] DE CIVRIEUX,Mark.1992.p 186.

3 comentarios:

  1. Watunna es el compendio mitológico de los so'to, gran tribu de la cual los Yekuana son un subgrupo muy importante, es en realidad un gran mito de creación como lo es el Popol Vuh de los maya-quiché. Lamentablemente en los estudios antropológicos y de arte en Venezuela no le han dado la gran importancia que posee. Es más la editora estatal MonteAvila solo editó 1.000 volúmenes en 1992, así que circula para estudiantes y estudiosos a través de fotocopias.

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    1. Mil gracias por su comentario, lamentablemente es así. No obstante, la Sala Mendoza en estos momentos realiza una exposición de arte contemporáneo que toma como referencia al Watunna. Esperemos que se multipliquen este tipo de iniciativas, y gracias por su trabajo de investigación.

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  2. Watunna es el compendio mitológico de los so'to, gran tribu de la cual los Yekuana son un subgrupo muy importante, es en realidad un gran mito de creación como lo es el Popol Vuh de los maya-quiché. Lamentablemente en los estudios antropológicos y de arte en Venezuela no le han dado la gran importancia que posee. Es más la editora estatal MonteAvila solo editó 1.000 volúmenes en 1992, así que circula para estudiantes y estudiosos a través de fotocopias.

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